Idiota, idiota, idiota... ¿Cómo rayos me había ido así sin decir nada mas? ¿Un no, Thea? ¿En qué rayos estabas pensando? Habían pasado tantas cosas en las mismas horas que ahora solo necesitaba despejar mi cabeza y pensar tranquila. Lo último que me esperaba era la hermosa declaración de Adam, diablos, todavía mis piernas temblaban. Mientras mis pies me dirigían rápidamente hacia cualquier lugar menos la escuela, no pude evitar tocar con mis dedos mis labios algo hinchados. Aquel beso había sido tan mágico. Fue algo totalmente imprevisto, pero había sentido tantas cosas que me dieron terror tan solo sentirlas. Mis piernas todavía estaban afectadas por tanta adrenalina, aunque también suponía que era de los nervios que me había causado aquello. Había deseado tanto que me besara, que m