Cuelgo la llamada con fastidio y prosigo a tirar el teléfono sobre el escritorio, como se atreven a hacer eso. Llevo las yemas de mis dedos a mi frente y comienzo a masajearla. Mis manos se dirigen al puente de mi nariz y presiono ligeramente. Comienzo a contar del uno al diez para no estresarme. Estas mujeres me sacan de quisio. Pauline muerde su dedo intentando evitar a todo costa el comentar algo. Se acerca hasta mi para sentarse en mis piernas, comienza a besarme por todo el rostro, abro mis ojos por las muestras de cariño de mi esposa. -Tranquilo. No ganas nada con estresarte. -¡Es el colmo!-exclamo molesta-Lo que hacen las dos es el colmo. -¿Ahora que hicieron tu madre y hermana?. -Humillaron al chófer por llevarles el dinero. Lo trataron mal pero me van a escuchar. Ellas no tie