Había pasado un año desde la última vez que había visto a Ezel, muchas cosas habían cambiado desde entonces, la madre de Lou perdió su rancho, su hermanita Leelay no iba a poder seguir estudiando en la escuela católica donde siempre estudió, la niña era una verdadera genio por lo que hubiera sido un desperdicio que no estudiara en un colegio que desarrolle su potencial, entonces, compré una casa, y allí vivíamos Leelay, Lou, Laurie y yo, y al parecer ahora tenía una familia porque esas tres mujeres no me dejaban en paz ni un solo segundo. Ayudé a Laurie a abrir una pastelería, los ingresos se dividían entre las dos, éramos socias, sin embargo, el monto era mínimo comparado con lo que mi agente inversionista lograba con mi dinero en la bolsa. Pero la mujer era feliz, y ella siempre decía qu