47. Tortuoso Me dolía la forma en la que Daia había perdido la esperanza, me dolía la mirada tan vacía que tenía, la desconfianza de todo y en todos, no había ni un ápice de esperanza en esa mirada, no quería verla hundirse, no quería que se siguiera haciendo daño, pero tanto como quería verla bien, solo ella podía elegir confiar, amar, y creer en la gente, ella tenía que aprender a hacerlo, a aceptar también que es digna de amor, de confianza, de respeto, de ser tomada en cuenta y que de vez en cuándo podía levantar esos muros porque había gente que valía la pena dejar entrar, quería hacer muchas cosas con y por ella, pero había algunas que necesitaba aprender ella misma. Tomé una ducha lo más rápido posible, sintiéndome de lo más extraño usando su gel de ducha y shampoo, salí de la duch