Comienza la aventura

2216 Palabras
○○◘◘••♥♥••◘◘○○ Me quedo concentrada mirando todos los diferentes precios que tiene el crucero, dependiendo del lugar de embarque y estoy sorprendida, porque nunca se me había ocurrido hacer un viaje así por estar pensando que los precios serían algo inalcanzable, pero me equivoqué. Obviamente que sí hay el plan de más lujo, que vale unos cientos de euros más que el plan estándar.   El crucero tiene origen en Roma y después pasa por Barcelona, de donde ya zarpa hacia América… me emociono mucho leyendo todo y las experiencias de gente que ya lo ha hecho antes, que siento que las manos me tiemblan al teclear sobre mi portátil.   Reviso todos los requisitos y es acá donde le debo agradecer a Jacob, que hace más de un año me haya convencido de sacar la visa estadounidense, con la espera de que pudiéramos viajar en algún momento y pues este iba siendo mi momento de hacerlo.   Estoy concentrada en la pantalla del computador y escuchando música con mis audífonos, que no escucho cuando Jacob llega y me toma por la espalda, haciendo que yo pegue un salto en la silla.   —¡Me asustaste! —lo reprendo y siento mi corazón saltar errático en mi pecho. Él está carcajeándose al verme así y después se da cuenta de lo que estoy mirando. —¿Qué es eso? —pregunta curioso y se va haciendo espacio a mi lado dentro de la silla, moviendo su cadera contra la mía y dejándome con medio trasero por fuera de la silla. —Simplemente propaganda —comento restándole importancia, porque sigo teniendo la duda de hacer ese viaje. —¡Oh, no! Nada de propaganda… — Empieza a mover el cursor por la pantalla revisando todo lo que ahí sale y mi voltea a mirar —. Esta es de esas oportunidades de la vida que debes tomar y no soltar hasta que se vuelva una realidad —me dice serio y muerdo mi labio nerviosa. —Deberías venir conmigo y así tenemos las vacaciones que hemos querido siempre —digo emocionada, esperando que mi propuesta le parezca atractiva. —¡Me encantaría! —grita y me alcanzo a ilusionar, hasta que cambia de cara y hace una sonrisa tenia en sus labios —, pero no puedo —. Se burla y le doy un golpe en el hombro. —¿Por qué? —pregunto haciendo un puchero. —¡Porque con el éxito que tuve el otro día con mis atuendos, he dejado de ser aprendiz a ser uno de los diseñadores junior y tengo que preparar mi propia exposición! —grita feliz.   Me alegra tanto por él, que terminamos dando saltos de la emoción junto a la mesa del comedor.   —¡Ay! No te imaginas lo feliz que me hace escuchar que cada día te va mejor con lo que tanto amas —comento y mis ojos se llenar de lágrimas por la emoción. —Ay, mi Lali… Gracias a ti he logrado todo esto, porque has sido mi apoyo permanente durante toda mi vida —comenta también con los ojos llenos de lágrimas.   El momento se vuelve super emotivo, dándonos abrazos, recordando momentos específicos en los que ambos tuvimos inconvenientes en nuestros trabajos y estudios, y siempre estuvo el otro para dar el apoyo y las fuerzas que faltaban en el momento.   —Bueno, bueno… — Se limpia el rostro y le presta atención a la pantalla del portátil, que muestra un gran barco con más de diez pisos de altura, infinidad de ventanas y una magnitud imponente —. Te quiero ver comprando eso ya mismo, porque quiero que empieces tu nueva vida fresca, despejada y muy feliz —dice sonriéndome y hablándome enfáticamente, por lo que asiento con la cabeza y me siento nuevamente en la silla.   Llego al punto donde sale el botón de comprar y sin pensarlo mucho, empiezo a hacer la compra de mi pasaje a las que espero sean las mejores vacaciones de mi vida, además de que son las primeras que tendré.   —Listo —susurro, pero Jacob me escucha y se viene hacia mí para darme un abrazo por la espalda y un beso en la mejilla. —¿Cuándo arrancas? —pregunta curioso y debo volver a revisar los datos de lo que acabo de comprar. Trago saliva al darme cuenta de que en una semana tengo que estar en Barcelona, lista para embarcar. —En una semana… ¡Debo comprar el tiquete de avión de Londres a Barcelona! —grito asustada al darme cuenta de que aún me faltaba ese detalle muy importante y ahora tenía miedo de no poder conseguir uno a tiempo, porque eso se traduciría a que perdería el dinero del crucero, ya que, al comprarlo en promoción, una de las condiciones, es que no hay retorno de dinero.   Siento que me mareo al pensar en eso y cuando vuelvo a la realidad, ya está Jacob metido en una página de vuelos, buscando alguno en clase económica que me sirva. No entiendo qué es todo lo que hace, pero después de ver varias aerolíneas sin disponibilidad, finalmente encuentra una con pocos puestos disponibles y sin pensarlo empieza a hacer la compra, la cual finalmente sale increíblemente económica y es porque logró un puesto en el último vuelo del día… Veintiocho euros en total, con tasa de impuestos y todo incluido.   —Ahora sí vamos a mirar cuál será la ropa que vas a llevar porque debes verte regia, despampanante, diva, empoderada, fresca, sexy, chic y fantástica —dice sobre emocionado, por lo que suelto una risita. —Estoy segura de que lo lograré teniéndote de ayudante —comento pícara y le guiño un ojo. —De eso no tengas la menor duda —. Sacude la cabeza creído y esbozando una sonrisa de superioridad. Me da la vuelta, cogiéndome por los hombros y me lleva a empujones hasta la habitación.   No quiero ni pensar en el reguero de ropa que hay encima de mi cama y en el piso, pero está más emocionado Jacob con mi viaje, que yo… Suelto algunas carcajadas cuando lo veo ponerse la ropa que está colgada en ganchos sobre su cuerpo y empieza a decirme cómo debería combinarla, siendo que debería ponérmela a mí, para ver cómo se me ve.   —Estoy seguro de que estos colores, con tu cabello rubio y el sol, te van a hacer ver como la reina de ese crucero —comenta y me sacude tres prendas de colores vivos frente a mis ojos. —¿Te das cuenta de que esas son las únicas prendas coloridas que tengo en mi oscuro guardarropa apropiado para la lluviosa y fría Londres? —le pregunto con obviedad y él entrecierra los ojos. —Toca ir de compras… —concluye con seriedad. —Menos mal el crucero salió a mitad de precio, porque creo que la otra mitad se me irá en ropa —digo torciendo la boca y ambos nos reímos al tiempo que asentimos con la cabeza. —Mañana, tú y yo de compras —dice coqueto y me guiña un ojo, antes de que empecemos a recoger toda la ropa que no me sirve para llevar y volverla a dejar organizada en el armario.   (…) Estoy agotada de recorrer cada boutique que hay en el centro comercial, al igual que de cargar bolsas de lo que hemos comprado, pero me siento complacida con las prendas que hemos logrado conseguir, ya que se me ven muy bien, me horman perfecto y además sé que más adelante las podré seguir usando, solo que dándoles un toque más serio y profesional.   —Vamos a almorzar, que mi estómago demanda por comida y mis pies por descanso —le digo haciéndole un puchero, mientras Jacob mira una blusa con algunas flores de colores pintadas. —Perfecto, pero primero compras esta belleza que está gritando para que la lleves —dice abrazando la blusa y llevándome hasta la caja para cancelarla, sin necesidad de medírmela, ni nada.   Al final decidimos ir a comernos una hamburguesa gigante, grasosa y deliciosa, que nos ayude a recobrar las energías después de varias horas yendo de aquí para allá, comprando.   Terminamos de comer y salimos a comprar algunos pares de zapatos que vayan acorde con la mayoría de ropa que llevaré, así los intercambiaré con las prendas y con pocos tendré para un mes de vacaciones a bordo de un barco.   Al llegar al apartamento, tiramos las bolsas de las compras sobre el pequeño sofá que tenemos en nuestra diminuta, pero acogedora sala y caminamos hasta nuestras habitaciones como si nos hubiera pasado un tractor por encima.   Llego hasta mi cama y me tiro sobre esta, quedándome profundamente dormida en menos tiempo del que esperaba.   (…) Con maleta en mano y un pequeño bolso de mano con mi pasaporte, documento de identidad, tiquetes, unos paños húmedos, una pequeña cartera con mi maquillaje: un par de labiales, base en barra, mascara para pestañas, polvos compactos translúcidos e iluminador, estoy lista para salir rumbo a la aventura de mi vida.   —Diviértete, gózalo, disfrútalo al máximo y hazlo por los dos —me pide Jacob, antes de darme un gran abrazo. —Verás que después vamos a poder hacer un viaje juntos —digo segura y ambos sonreímos. —De eso no tengo la menor duda… Siempre hemos logrado lo que nos hemos propuesto, así nos demoremos un poco más que los demás —comenta y a ambos se nos llenan los ojos de lágrimas. —¿Qué harás en las festividades de fin de año? —pregunto temerosa, porque no quiero que vaya a estar solo, mientras yo estaré divirtiéndome. —De eso no te preocupes, porque ya tengo varias invitaciones por parte de amigos y compañeros, así que las propuestas sobran —me guiña un ojo y se despide de mí en la entrada de la puerta a inmigración en el aeropuerto. —Sabes que te amo, ¿verdad? —le pregunto antes de seguir caminando. —Imposible que no lo hicieras —hace cara de superioridad —, porque yo también te amo —. Saca la lengua y me lanza un beso por el aire, al que respondo de la misma forma.   Rápidamente estoy en la sala de espera, esperando a que llamen para abordar el avión que me llevará a Barcelona y aunque me pone nerviosa el llegar a un lugar totalmente desconocido, siento una gran tranquilidad al saber que la parte del idioma la tengo cubierta, ya que mientras estaba en el tecnólogo, tomé algunos cursos de idiomas, en los que aprendí lo básico de español, francés, italiano y un poco de griego, ya que son los idiomas que sabía podían abrirme puerta en el mundo de la moda y los que contantemente repaso, leyendo, escuchando música y viendo películas.   Me estoy quedando dormida, con un pocillo reciclable de café en mis manos y por poco me lo riego por encima, cuando llaman a los pasajeros para que abordemos.   Mi corazón late agitado. Me levanto de la silla, estiro mis piernas, me tomo lo que queda del café de un solo sorbo, camino rápido para botar el vaso y corro a hacer la fila que como era de esperar, es larga, ya que la oportunidad de comprar tiquetes económicos no es algo que solamente yo aproveché.   Una vez estoy en el avión y este se pone en marcha, siento que mis manos sudan por los nervios y es que, esta es la segunda vez en toda mi vida que vuelo en avión. La primera fue en una ocasión en la que tuve que acompañar a mi jefe en un viaje hasta Roma, por un evento de moda, pero esa vez no conocí más allá de las paredes del hotel en el que hicieron el evento, así que espero poder volver a Roma algún día, pero ahora estoy intentando controlar mi ansiedad, haciendo ejercicios de respiración, los cuales rápidamente dan resultado y termino durmiendo las dos horas que dura el vuelo hasta mi primer destino.   —Estamos descendiendo para el aterrizaje, favor apuntar sus cinturones —. Es la frase que me despierta y hace reacomodar en mi lugar.   Veo por la ventana y solo se ven muchas luces que cada vez están más cerca. Muerdo mi labio pensando en lo que me espera y definitivamente estoy agradecida por esa propaganda emergente que salió mientras buscaba trabajo, porque de otra forma estoy segura de que no habría tomado por voluntad propia la decisión de hacer un viaje semejante y mucho menos sola. «Espero descansar como nunca en estas vacaciones». ○○◘◘••♥♥••◘◘○○ Hola, bellas ♥ Estoy muy feliz por empezar esta historia y espero que la disfruten  mucho.  Prepárense para unas vacaciones fuera de lo común, junto a Laureen y Bastian.  Dejen sus comentarios Recuerden agregar la historia a su biblioteca dentro de la app.  Síganme en Dreame y Sueñovela, donde estoy como Julycladel  También en IG y sss, donde me encuentran como @Julycladeletras Les recuerdo que esta historia será de actualización diaria durante todo diciembre.  Besos ♥
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