Curtis Wood En cuanto me encierro en el auto, golpeo con fuerza el asiento frente a mí. ¡Maldición! ¿¡Cómo pudo pasarme esta mierda!? Desde que me negué en redondo a casarme con Ginevra, supe que sería un problema, pero al parecer no tenía idea de cuán lejos esa mujercita podía llegar para intentar salirse con la suya. Mi concepto de familia es uno bien enraizado. Es algo que me identifica porque siempre lo he defendido. No tenía dudas de que intentarían atarme de esa forma, por eso siempre me aseguré de usar protección cada vez que me follaba a Ginevra. Angélica no era alguien en mi vida aún y poco me importaba qué coño me cogía mientras que tuviera alguno en el que disfrutar. ¿Qué más daba si era el de la prometida que no quería, pero que no dejaba de insinuarse? Ahora estoy jo