Angélica White. Pretendía reprender a Vanessa en cuanto entrara por esa puerta, el susto de muerte que me hizo pasar merece mínimo que le haga un reclamo, pero soy incapaz de hacerlo, desisto de mis planes. Su sonrisa de oreja a oreja me detiene y me hace reconsiderar mi postura. ¿Saben ese momento en que uno sabe que debe callarse la boca y tragarse sus palabras por más que quiera decirlas? Pues acabo de experimentarlo. Porque abrir la boca es joderle el día a ella y yo no pienso hacer algo como eso. Mi amiga merece toda la felicidad del mundo. Chase es quien se la da por más que en ocasiones ella quiera negarlo. Es tan claro y evidente como verle la expresión de satisfacción que trae en este momento, un gesto de mujer enamorada hasta el tuétano, una sonrisa que puede iluminar San Fr