Mason Rimmer Ha pasado una semana ya desde nuestro encuentro, desde el momento en el que sentí lo que ella seguramente vivió cuando yo no le di la oportunidad de hablar ni de defenderse. Sus palabras no dejan de repetirse en mi cabeza y aunque sé que lo merezco, aunque sé que fue considerada conmigo, porque debería haberme tratado peor, sus palabras no dejan de dolerme. El hecho de que me haya pedido que la llame por su nombre fue una de las cosas que más me dolió. Tuve que contenerme para no echarme a llorar, la dejé sacar todo lo que tenía por dentro porque sé que si hablaba, si decía algo más, ella no me iba a escuchar. Me duele saber la rabia que siente por mí, porque eso es lo único que destilaban sus palabras. Quería ir tras ella, pero no era el momento. Ya la escuché y sé que