Peter Lewinski.
Decir que estoy nervioso por un beso, debería ser vergonzoso. Algo irreal, teniendo en cuenta que es algo que hago con frecuencia.
Hasta hoy, un beso no era la parte más emocionante.
No soy un playboy, pero tampoco un santo. Me gusta mantener mis necesidades físicas bien cumplidas y realmente no pienso en ello, más que como una forma de liberar parte de la energía que llevo dentro. Además de disfrutar de uno de los mejores placeres que existen.
Pero esto toma un sentido completamente diferente ahora que son los labios de la mujer hermosa ante mí, los que saboreo con lentitud. Unos labios temerosos, pero a la vez firmes.
Violet me da la confianza para hacer con ellos lo que desee. Su piel suave bajo mis manos me estremece, su lengua intentando con timidez seguir el r
