Vanessa Thompson. Mi pecho sube y baja rápidamente en un vano intento de recuperar mi respiración. Tengo que calmarme, tengo que centrarme a pesar de todo. «Vamos, Vanessa, contrólate, piensa con claridad». Si hay algo que tengo claro es que debo moverme, tengo hacerlo, pero estoy atrapada en el mismo lugar, como si mis pies estuvieran pegados con algún tipo de cemento al piso, mientras me quedo mirando a los ojos de la mujer que me dio la vida, la que separaron de mí, de mi hermana y de mi padre. Ella está aquí y a pesar de que tendría que ser la mujer más feliz del mundo en este momento, por encontrar a alguien que no sabía que había perdido hasta hace tan poco tiempo y que, a pesar de todo, sé que puede hacer mis días más felices y agradables, no puedo. Simplemente es demasiado qu