KRISTAL El movimiento de Nicholas en la cama hace que despierte. Y sonrío cómo una tonta al verlo tiernamente desnudo y revolviéndose sobre el colchón. Elevo la mano y dibujo el contorno de sus facciones. Tras los duros días que hemos pasado nos merecíamos un descanso, y lo estamos teniendo. Tenemos la casa para nosotros solos. – ¿Kristal? Dejo de tocarle inmediatamente. –No pares, me gustaba –susurra con voz grave. Vuelvo a poner la mano en su mandíbula y la acaricio con mis dedos. –Creo que es la hora de comer, son las dos de la tarde. Gruñe unas cuantas cosas y abre los ojos poco a poco, regalándome una sonrisa en cuando su mirada pasa por nuestros cuerpos desnudos. –Esta noche no he pasado calor. Deberíamos dormir todos los días así. –Eso lo