ELLIOT Debí romperle la cara como hice con Mike porque esa vez me molestó más, y lo hizo porque ella lo estaba disfrutando. Es que esa no era mi Amelia. ¿Desde cuando ella se ponía esos vestidos tan provocativos? No lo hacía. Pensé que ir a la fiesta y conocer a un par de universitarias sería una buena idea para dejar de pensar en las piernas de Amelia. Había sido ridículo porque no había pasado de los besos con una rubia a la que había conocido y todo porque había visto a Amelia entre los borrachos y salidos que sólo comentaban sobre lo buena que estaba. —Oye —la chica rubia había sacudido la mano delante de mi cara y me miraba de mala gana—. Estoy aquí, ¿qué miras? —¿Qué quieres? —bramé. No podía reclamarme nada, ¿quién se creía que era? Sus uñas largas y afiladas se habían pase