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3756 Palabras

AMELIA  —¿Puedo cogerte un vestido, mamá?  Los dos me miraron y dejaron la partida de futbolín a medias.  —¿A dónde vas?  —Al pub con Erick y Jess, hoy hay música en directo.  Eso era verdad, pero no íbamos a eso. Me molestaba confesar que quería ir a la fiesta para vigilar a Elliot como si fuera un crío inmaduro, tal vez es lo que seguía siendo.  —Vale, pero ya no estamos en verano, tienes que volver a las once —dijo mi padre.  —Papá... —me quejé, y busqué ayuda en mi madre—. ¿A la una?  Ella asintió y mi padre giró a mirarla casi rompiéndose el cuello.  —Tú salías hasta más tarde a su edad, me lo contó tu madre, y estará bien —le aseguró, pero le terminó de convencer cuando le tocó la mano sobre la mesa de billar—. Es nuestra hija, no hará nada malo.  La miró embobado y sentí u

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