Olivia apenas y podía concentrarse, él permanecía ahí de pie, totalmente desnudo, ella había olvidado lo intimidante qué era, no tenía que usar ni una sola prenda para lograr hacerla sentir como una hormiga a su lado. Respiró hondo y trató de calmarse. —Bueno…sé que contrajo matrimonio con la princesa Ethel, y que tomó Sajir bajo su nombre, sé que no tengo derecho de venir ahora, pero…Sajir es mi hogar, siempre lo fue, quiero que me lo devuelva. Harald sonrió y se sobó la barbilla, había tantas cosas que quería reprocharle, tantas explicaciones que quería pedir, se sintió tonto al sentirse el único emocionado por aquel encuentro. —Me temo que eso no es posible, ¿Por qué le devolvería algo a una traidora?. —¿Traidora?—Preguntó Olivia muy ofendida. —Huiste con tu amante y ahora vienes