Damián.
Lavo la espalda de Danielle y veo sus cicatrices, no voy a preguntar, sé que ella recordaría cosas horribles. Un nudo se forma en mi garganta, puedo jurar que azotaron un látigo en su espalda, también tiene muchas marcas en sus muslos.
Me siento tan molesto.
—¿Mis cicatrices son horribles, verdad?
—Eres preciosa, con o sin ellas.
—Las de mis piernas las hice yo, sentir dolor me ayudaba.
Lavo sus brazos y también tiene cicatrices en las muñecas.
—¿Estás también las hiciste tú?
—Sí, también, pero no me gusta que nadie las vea. En la universidad una chica las descubrió y comenzaron a llamarme suicida, sin embargo, Nathalie siempre me defendió.
Beso sus manos y no puedo evitar llorar.
—¿Por qué nos hicieron esto? Nuestros padres son una basura.
—No llores, cariño, tengo tres
