— Bien. ¿Van a decirme que se traen entre manos? — cuestiona Eros, esa misma noche. Estoy recostada sobre el pecho de Arslan que está en el sofá. — Verás, he decidido reforzar algunas medidas de seguridad— comienza Arslan, haciéndome rodar los ojos. Eros frunce el ceño. — Pero, estamos bien. No hay necesidad de hacer reforzar las medidas. — Eso mismo opino yo—secundo— Yo creo que estamos bien. — Los últimos acontecimientos han cambiado la situación. Resoplo y al mismo tiempo oculto una sonrisa divertida. Sabía que Arslan reaccionaria de esta manera. Pero, verlo es diferente. No quiero vivir en una caja de cristal, quiero disfrutar mi embarazo con él, pero está en plan de sordo. Eso que, no le dije que sabía de mi embarazo cuando nos enfrentamos a London. Está feliz y, no ha caído

