Hermosa, dulce, amable y sobre todo trabajadora, son las descripciones perfecta para Carly. Su mirada risueña hizo que más de varios de mis empleados llegaran hasta su escritorio solo para salir con ella, pero es algo que jamás voy a permitir pues, cuando todos me ven huyen al saber que en vez de trabajar vienen a ligar a mi nueva y angelical secretaria.
Daniel, ha hecho lo imposible para que ella vuelva a su poder pero, me río por no decir que me burlo pues, yo soy el dueño ahora y nadie contradice mis órdenes, bueno solo hay una que tiene ese derecho, si, ella.
Ella la mujer más apta para estar a mi lado, pero lo que no puedo aceptar de ella es que me rechace pues es lógico que debe de estar pensando que quiero divertirme con ella pero no.
Soy un hombre de principios y jamás le haría algo como usarla por despecho, no, ella es la mujer que curaba las heridas de mi corazón cuando la pesadilla de haber sido abandonado en el altar atormenta mi sueños. Pero cuando mi mente desea despertar ella desvanecía mi tormento con esa mirada y esa sonrisa.
Aún no podía creer que en el momento preciso en que pensaba en la posibilidad de ir a la cuidad de Seattle para encontrarla, ella entró en mi vida como un Ángel.
Veo que ya marcan las seis de la tarde así que me levanto de mi lugar dejando el trabajo pendiente, organizado para terminarlo el día de mañana.
Al salir sonrío al ver ese rubio ondulado caer aún lado de su hombro, sus ojos me miran como si hubieran sentido mi presencia.
—Señor Harrishford. —mi corazón se emociona al ver que me ha regalado una sonrisa. —¿Necesita algo más?.
Me acerco a su escritorio. —Si, que acepte cenar conmigo esta noche.
Suspira mientras niega con su cabeza.—Ya le he dicho señor Harrishford. No puedo salir con mi jefe, se verá incorrecto.
—Pero si yo no te pido una cita como tú jefe. —me excuso —Quiero que salgas conmigo como el día en que nos conocimos, como Bruce.
Ella parece confusa por mis palabras pero estas eran ciertas, no tengo ninguna intención mala con ella, solo deseo ganarme su amor como aquella vez cuando la conocí a mis 17.
—Solo te pido una cena. —me acerco a ella acunando su rostro en mis manos. —Deseo conocer a la mujer que roba mis pensamientos.
—Pero que dice señor..
—Es la verdad —musito mientras me acerco a su rostro. —Quiero conocerte bello Ángel, si llegaste a mí fue por un motivo.
Sus ojos dejan de observar los míos para ver la cercanía amenazante de nuestros labios que se encuentran a milímetros del uno al otro.
—¿Q-Que hace?.
—Shh.. no haré nada que tu no desees mi Ángel.
Mi cuerpo vibra con locura al sentir el ligero roce de nuestros labios, ella cierra los ojos porque al igual que yo desea este beso.
—Bruce..
Escuchar mi nombre salir de sus labios era lo único que deseaba escuchar pero ahora que tengo mi oportunidad para probarlos lo haría.
Se aferra a mi corbata cuando nuestros labios arden en el dulce y suave beso. No me había equivocado, incluso sus labios son tan deliciosos, dulces y tiernos como ella.
La tomo de la cintura para sentirla más cerca, jamás en mi vida había sentido este sentimiento extraño que yace creciendo dentro de mi, jamás había disfrutado tanto un beso, es más odiaba los besos lentos pero ahora se volvieron mis favoritos.
—Sal conmigo —pido nuevamente al terminar el beso. —Se que es absurdo lo que te diré pero, confía en mí.
Su mirada era tan hermosa e intensa que podía jurar que había visto más allá de mí sacando a flote mis más oscuros secretos.
—Solo es una cena. —Y yo asiento al besarla castamente. —Ok. —Sus dedos se enredan con los míos. —Lo siento yo no..
Tomo su mano al ver que la aleja, ladeo un sonrisa al ver que mis manos eran enorme y las suyas eran finas, pequeñas y delgadas.
—Entonces, nos vemos a las ocho de la noche.
—Ok. —baja su cabeza apenada y tal vez sea por el beso inesperado de hace un momento. —Pero solo será una cena.
Ruedo los ojos riéndome —Tienes mi palabra mi bello Ángel.
La acompaño hasta la salida, le ofrecí llevarla a su casa pero ella se rehusó de inmediato así que llamé a un viejo amigo que trabaja en la compañía Uber.
—Señor..
—Por favor, dime Bruce como hace ratos lo hiciste —sus mejillas se ruborizan al recordarlo. —Además que me Señor, me hace sentirme viejo.
—¿Cuantos años tiene?. —el ver que ella ya no me tiene pena me llena de alegría —Porque en verdad parece un hombre mayor.
—Cumpliré 30 en unos días.
—¿De verdad?. —su pregunta me ofende. —Creí que tenia .. —elevo mi ceja esperando lo que diría. —Olvídelo.
Ambos miramos el auto de mi amigo estacionarse frente a nosotros, la observo mientras tomo su mano ansiando que las horas restantes se fueran corriendo para volver a verla.
—Nos vemos a las ocho mi dulce Ángel.
—Hasta en la noche señor Harrishford, digo, Bruce.
—Excelente.
Las horas se hacían eternas para mí eso me mantuvo más nervioso de lo que jamás creí estar en mi vida, es el mismo sentimiento de cuando la conocí en nuestra juventud.
Miro mi celular por última vez y al asegurarme de estar en el lugar que ella me envió por mensaje toco el claxon antes de salir del auto. La puerta es abierta y mis ojos sen quedan vislumbrados por la fantástica que se veía.
Un vestido rosa pálido que le quedaba espectacular, traía una cinta blanca como diadema, sus labios un labial rosa y el maquillaje la hacía verse como una muñeca de porcelana.
—Espero, no haberlo hecho esperar señor .. digo, Bruce.
—Para nada, —tomo su mano, la beso castamente como todo un caballero. —Luces hermosa, bello Ángel.
—No necesita exagerar Bruce.
—Nunca exagero cuando hago un halago Carly. —quería besarla pero si no quería asustarla debía esperar. —¿Nos vamos?.
La ayudo a subir al auto, había cambiado mi auto deportivo con el cual siempre voy a trabajar, por un auto más cómodo para ella, era una cena y no quería incomodarla pues no estaba acostumbrada a tantos lujos.
Al llegar a uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad, ella me miró insegura y más al ver la fila que había de personas esperando a que una Meza esté desocupada.
—¿Esta seguro que podremos encontrar una Meza disponible?.
Entrelazo nuestros brazos. —Hablas con el dueño del lugar Carly.
Ella me miró incrédula así que para afirmar mis palabras nos acercamos a Lucio, el encargado del lugar y quien se encarga de las reservaciones.
—¡Señor Harrishford!.
—¿Esta listo lo que te pedí?.
—Por supuesto señor, por aquí por favor..
Durante la construcción, pedí que la terraza fuera exclusivamente solo para mí, y el motivo es porque aquí ceno todas las noches. Puedo llegar a casa de mis padres o cenar en mi casa pero el detalle, es que no puedo cocinar y no deseo gastar en un chef, además aquí al menos puedo escuchar algo de ruido y lo menos que deseo es estar solo durante mi cena, porque es así como siento, solo.
—¿Que te parece?.
—Es.. ¡increíble, incluso puedo decir que es perfecto!.
Verla tan feliz me hizo saber que mi decisión fue la correcta y ahora ya no había nada para le diga lo que siento y saber esa promesa que me pidió cumplir.
—Me tiene mas que sorprendida Bruce. —le da un sorbo al vino. —Jamás me imaginé que fuera dueño de este lugar.
—Jamás miento mi Ángel.
Fruncí el ceño al ver que se queda observando con demasía su copa. —¿Pasa algo?.
—Supongo que es aquí a donde trae a todas sus conquistas.
Dejo mi copa de vino en la meza pues, su comentario fue algo fuerte para ambos, ¿acaso me ve cara de mujeriego?.
—Mi Ángel, este lugar —observo cada decoración —Es donde vengo todas las noches a disfrutar de mi cena.
Ambos nos miramos pero ella parece incrédula y a la vez sorprendida, quería dejar las cosas claras con ella para que después no haya malos entendidos.
—¿Y porqué no cena con su familia?.
—Ellos, no son una buena compañía para poder disfrutar de una grata cena mi Ángel. —ella ladea una sonrisa. —Solo un hermoso Ángel como tú puede dármelo.
—Supongo que también le dice eso a todas.
—No Carly, —mi rostro demuestra la tristeza al recordar ese fatídico día. —No te voy a engañar, si, he estado con varias mujeres, pero jamás lleve a alguna a una cena como esta. Ellas no son como tú.
—¿Perdón, pero podría explicarme?.
—Carly, tu eres lo que yo necesito en mi vida.
—¿Y-Y.. Yo porque?.
—Porque el recuerdo de esa hermosa sonrisa aparece en el momento que mis pesadillas me agobian, y tu mirada..
—¿Qué pesadillas?.
—Hace dos años, estaba por casarme.
—¿Estaba?. ¿Qué pasó?.
—Ella me abandono en el altar, no sin antes decirme frente a todos los invitados que amaba a otro hombre.
—¿De verdad .. ella dijo eso?. —musito sorprendida.
—Así es, en fin, después de ello, comencé a salir con varias mujeres pero solo deseaba lo que ellas me ofrecían cuando se acercaban a mí. —noto que su rostro cambia —Jamás invité a alguna a cenar porque no valían la pena, yo jamás traería una mujer a este lugar que me da el espacio y privacidad que deseo, claro que jamás descarté la posibilidad de traer alguien, pero solo si ella significara algo importante para mi vida.
—¿Eso significa..
Tomo sus manos para que me viera a los ojos, —Carly, desde que te vi, me enamoré de ti, eres una mujer extraordinaria, con una mirada lograste hacerme tu esclavo.
—Que cosas dice —se ríe con torpeza. —Apenas llevo un mes trabajando para usted y..
—Carly, —la interrumpo —¿Quiero pedirte que seas mi novia?.
—¿¡Q-Que!?.. —ella se levanta alterada. —N-No.. ¿Acaso me esta tomando el pelo?. —Me levanto de mi lugar preocupado al ver que toma su abrigo y su cartera. —Sabia que esto era broma.
—No espera. —la tomo del brazo impidiendo que se fuera. —¿Por qué crees que es una broma?.
—¡¿Acaso no se ha dado cuenta?!. —se cruza de brazos.
—Lo único que sé es que deseo una oportunidad con hermoso Ángel, pero ella se niega a aceptarme.
—Sabe muy bien a que me refiero.
—La verdad no.
Ella pasa sus dedos por su frente alterada y molesta al ver que me río.
—En primera, soy su secretaria. En segunda no soy una chica de alcurnia o mejor dicho de nivel social como usted. En tercera, estoy más que segura que si no comparte cena con sus padres es..
Hago que guarde silencio al atrapar sus labios en un beso inesperado, la sujeto con firmeza cuando comienzan a forcejear, al sentir que se ha calmado suelto sus brazos y la atraigo más a mi para no pudiera huir.
—¿Aceptas salir conmigo?. —murmuro con una sonrisa por haber probado nuevamente de sus labios.
—No.. lo sé, es demasiado precipitado —su voz es tan fina y dulce para mis oídos. —¿Por qué yo?.
—Ya te lo he dicho. —la abrazo inhalando su fragancia a lavanda. —En verdad te amo, y se que tú sientes lo mismo por mi Carly.
—En verdad…
—Si, —acomodo su cabello detrás de su oreja. —En verdad lo digo.
—Aceptaré con una condición.
—La que desees.
—Que la relación avance lento, no quiero presionarme a mi misma en nada por lo cual pueda arrepentirme después.
—Yo tengo, el tiempo de mundo, esperé por ti muchos años así que puedo esperar un poco más.
Cierro mis ojos al sentir su calidad y suave mano en mi mejilla, era inevitable no dejarse llevar por ella y más cuando descubrí hace días que jamás dejé de amarla, pese al tiempo que había pasado, y lo que más me llena de felicidad es que, ella tampoco me olvidó, porque si lo hubiera hecho, me hubiera abofeteado cuando la besé por primera vez, pero ese es mi punto de vista.
Después de la grata cena, la llevé a su casa, Carly estaba por bajarse de mi auto pero volví a besarla, al obtener el beso le permito irse.
—Feliz noche Bruce.
—Feliz noche mi dulce Ángel.
Me despido de mi hermosa y ahora novia con una enorme sonrisa que no podía borrar, esta había sido la mejor noche de mi vida y todo gracias a ella, obtuve lo que tanto deseé desde el primer día en que la vi y ahora que lo tengo disfrutaré de mi felicidad a su lado.