CAPÍTULO 7: Una boda

1210 Palabras
Lo que construímos © Safe Creative Código 2210032145244 @anamarescritora Fátima -Día de la boda- Me quedo en silencio frente al espejo, mientras observo mí sencillo vestido blanco, de manga larga y corte hasta las rodillas que será mi vestido de novia. Sobre el cuello, tengo un bonito collar de diamantes que mi madre me prestó, y mi cabello rizado, cae sobre mis hombros dándome un aspecto de mujer que jamás había visto. En mi dedo veo como el anillo que me dio David Canarias brilla más que nada en toda la habitación y con el contraste del blanco del vestido destaca como nunca. ⎯Listo, señorita Fátima ⎯ escucho la joven voz de Esmeralda, mi ayuda. Ella acaba de terminar de acomodarme la falda del vestido para que se vean perfecta. ⎯Gracias, Esme. Te pido de favor que mi maleta está lista para cuando termine la ceremonia y la tuya también. ⎯Sí, señorita ⎯ me asegura. Esme se vendrá conmigo para quedar bajo mi servicio en la casa de David. Sé que él tiene su propio personal pero, necesito a alguien que me conozca y que sepa como ser las cosas que le pido. La ventaja es que Esme es joven y podrá estar conmigo muchísimos años. La puerta suena y en ese preciso momento, entra mi madre con una sonrisa. La unión con David Canarias le ha caído muy bien, sobre todo porque sabe que esta decisión mantendrá el legado d emir padre a salvo. ⎯Te ves hermosa ⎯ me murmura, para luego acercarse a mí y darme un abrazo. ⎯Gracias. Ella toma mi mano y ve el anillo que me dio David y sonríe ⎯ es un buen hombre, y lo sabes. ⎯Estoy segura mamá. Mi madre me ve a los ojos y acaricia mi rostro ⎯ deseo que tu marido se enamore de ti un día, como tu padre lo hizo de mi. Mientras tanto, siempre recuerda que eres una Lafuente y que somos valientes. Y que no importa lo que pase, tu familia siempre te respaldará. ⎯Gracias madre⎯ pronuncio emocionada. Ella me da un beso sobre la frente⎯Vamos, te están esperando. ⎯¿Crees que pueda quedarme a solas por un minuto?⎯ pregunto, ya que siento que debo respirar. ⎯Sí, pero solo un minuto, tu prometido te espera. ⎯Lo sé⎯ respondo. ⎯Vamos Esme, dejemos a la señorita Fátima a solas⎯ le ordena mi madre, y después de eso, ambas salen de la habitación cerrando la puerta. En cuanto me quedo sola tomo un respiro hondo y lo saco con fuerza sacando todos los nervios que tengo en el cuerpo. Después, voy hacia la ventana para abrirla y sentir el aire fresco entrar. Hoy es el día de mi boda, hoy saldré de esta habitación soltera y después lo haré de esta casa, casada. Me quedo viendo al cielo. La tarde está cayendo y pronto la noche vendrá también, estoy preparada para dar el paso, ser esposa y madre pero, ¿sabré manejar las siguientes situaciones?, ¿soy demasiado joven para el mundo al que entraré? De pronto me viene a la mente la última conversación que tuve con Alegra y sonrío. ⎯Te juro que protegeré a David, si algo bueno sale de esto, será que tu hijo será amado…⎯ le digo a la nada.⎯ Lo amaré como si fuera mío, te prometo que todo estará bien. ⎯¿Fátima?⎯ escucho la voz de mi madre. ⎯¡Voy!⎯ respondo, para cerrar la ventana y sin dudar salir de mi habitación a casarme con él. Así camino por el largo pasillo de mi casa para después encontrarme en la sala, la cual despejaron previamente, a mi padre sentado sobre una silla y a mi madre a su lado. Mis hermanas se encuentran lado a lado, y en medio, con una media sonrisa a David Canarias quién me espera paciente. No, definitivamente no es el rostro de un hombre enamorado, pero se nota tranquilo y seguro de lo que está haciendo. De su mano, veo al pequeño David que, tan solo ve mi figura sonríe y grita. ⎯¡Fátima!⎯ ese grito me hace sonreír. Sí, tal vez no es la boda ideal pero, al menos el pequeño me recibe con los brazos abiertos y eso hace que valga toda la pena. Me acerco y mi padre se pone de pie recargándose sobre el bastón y me toma de la mano para llevarme a David, y que recibe con una sonrisa. ⎯Te entrego a mi hija, David, cuídala⎯ le pide, y pone mi mano sobre la de él. David la cubre con su otra mano y asiente⎯ lo haré, se lo juro. Mi padre me da un beso sobre la mejilla y luego David y yo nos quedamos de frente. Se ve guapísimo, a pesar de que solo trae un sencillo traje color gris oxford, se ve, como el gran partido que cualquiera quisiese tener. ⎯¿Vamos? ⎯me pregunta. ⎯Vamos⎯ respondo, para luego voltear hacia el juez. La ceremonia transcurre tranquila, incluso puedo ver los hermosos y grandes ojos de David pequeño poniendo atención, como si supiera de lo que esto se trata. David y yo seguimos cada paso del juez, y cuando llega la hora de los votos y de poner esa argolla de oro sobre mi dedo él me ve a los ojos y me dice. ⎯Te prometo que te respetaré y te cuidaré, Fátima Lafuente. Me quedo en silencio, habíamos dicho sin votos pero, al final, él me estaba prometiendo lo que yo le había pedido días atrás. Siento como David me pone la argolla y luego me sonríe. Yo tomo el anillo y antes de ponérselo le digo. ⎯Te prometo que siempre tendrás una amiga, una compañera y una aliada⎯ veo a David pequeño⎯ y seré la madre que necesitas David. ⎯¡Fátima!⎯ pronuncia él feliz, y me hace sonreír. Después de se intercambio de promesas que no fueron románticas pero sí sinceras. David se acerca a mí y me da un beso sobre la frente, haciendo que todo mi cuerpo se emocione. Tal vez no fue el beso apasionado de las películas, ni de los grandes amores pero, fue un beso que denota protección y yo le creo, sé que me cuidará. ⎯Les presento a los señores David y Fátima Canarias⎯ escucho al juez. Mis hermanas y padres aplauden y por parte de David solo veo a Mandy su niñera que aplaude emocionada y la veo llorar, llora tanto que no entiendo qué le pasa, supongo que después le tendré que preguntar. ⎯¡Brindemos!⎯ grita mi padre emocionado, y sacan una botella de champán y la empiezan a servir. David voltea a verme y me sonríe. Puedo ver en sus ojos esa tristeza reflejada que sé que no es por mi, sé que es por ella… y aunque no crea lo entiendo. Supongo que cuando se ama así como David amó a Alegra no se olvida en dos años, ni en cinco o tal vez… nunca. Sabes que esta no era mi intención, ¿cierto Alegra?, pienso. De pronto siento el abrazo de David pequeño sobre mis piernas distrayéndome por completo. Lo cargo de inmediato y le doy un beso sobre esas hermosas mejillas. Al menos sé que él me quiere…
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