Sentí el peso de un metal frío en mi frente, abrí los ojos de inmediato, el rostro de Salvatore Morello estaba frente a mí.
— ¿Creíste que no me daría cuenta? ¿Acaso por quién me tomas? — dijo con gesto serio.
A mi lado, pude ver por el rabillo del ojo como dos hombres arrastraban a Zoe de mi lado.
— ¿Qué haces tú aquí? — hice un movimiento, pero antes de hacer cualquier cosa Salvatore me dio una mirada de advertencia y empujó el arma con fuerza hacia mí frente.
— Haz un otro mal movimiento y te mueres... — miró hacia un lado, sus hombres tenían a Zoe por los brazos. — y a tu mujercita le daremos una muy buena mañana, ya sabes un excelente despertar... — amenazó, lo mire desafiante.
— No te atreverías. — dije apretando la mandíbula. Él sonrió en un gesto burlón, como si estuviera ace
