–Eso no puede ser cierto – Catalina murmuró, había estado tan estresada con todo el asunto de Benjamín y Sofia que aquella fue la última posibilidad que se había cruzado por su mente – no puedo estar embarazada, Rose, no puedo esperar un bebé ahora – dijo, mientras los ojos se le llenaban de lágrimas. –¡¿Por qué no?! No es como si este bebé viniera al mundo porque sí, ¡Catalina! Vas a casarte y el hombre con el que lo vas a hacer es el padre, ¡Es una bendición! – Rose no podía dejar de gritar emocionada por aquella posibilidad, pero para Catalina no todo era cuestión de Rosa como su amiga estaba queriendo darle a entender. –¡No! – ella se puso en pie y paseó de un lado a otro – todavía no estoy segura de que Benjamín realmente me ame, él ha estado tan extraño los últimos días que lo que
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