Narra Bett. Mi recuperación iba de maravilla, mi cambio también, cada vez bajaba más de peso, por lo menos ahora podía ponerme un vestido con más seguridad, verme más elegante, incluso me sentía más guapa. — Hey, ¿Qué haces, ponquecito? — me saludo mi hermano, dándome un susto tremendo. — ¡Ay, Oliver! ¡Casi me da un infarto! — Oliv sonrió y se sentó a mi lado en la banca. — Perdón, parecías sumida en tus pensamientos. — suspiré. — ¿Ya terminaste de correr? — lo mire y asentí. — Bueno, perfecto, sabía que estarías aquí así que te traje algo de diversión. — saco de su portafolio un documento y me lo entrego. Levanté una ceja interrogante. — ¿Y esto? — Oliver hizo ademán con una mano. — Dijiste que extrañabas el trabajo, y supuse que eso podría servirte de distracción, es un nuevo clie