Luciano me había arrastrado con él hacía las oficinas de Jessie, no lo supe hasta que estuve en frente, había sido demasiado ingenuo y confiado. — ¡Basta, Luciano! — exclamé irritado. — ¿No te estás dando cuenta que esto no es más que una obsesión? — Luciano me miró de reojo, ignorando mis quejas. Lo agarre del brazo. Él miró mi mano en su brazo y luego a mí. — Piensa un poco, primero te acercaste a ella de una manera bastante atrevida en el avión, y ahora vienes a sus oficinas, esto es acoso hermano. — dije ya harto de insistir. — No le dije nada en la fiesta, si fuera acoso lo hubiera hecho. — solté un fuerte suspiro ante su justificación. — Y eso no significa que ella no lo vaya a considerar acoso. — Luciano hizo un ademán con su mano y se giró nuevamente en dirección a la oficina de