Después de unos momentos, Connor obligó a Sofia a sentarse en el asiento del copiloto. Ella llevaba ropa extraña, como la de un astronauta junto a un casco que le colocaron en la cabeza. Toda esa indumentaria hizo que Sofia se sintiera más desconfiada aún, solo algo demasiado peligroso necesitaría de tal cosa.
–Señor, ¿está seguro de esta decisión? Han preparado un piloto. ¿Por qué arriesga su seguridad? – dijo el encargado de las pruebas.
–¿Dudas de las capacidades de los investigadores de nuestra industria automotriz? Llevamos mucho tiempo desarrollando este producto, ya debería estar listo – exigió
Sofia parpadeó con desesperación, ¡Ese hombre prefería arriesgar su propia vida para presionar a sus empleados! Estaba demente, definitivamente.
–¿Te arrepientes de tu decisión ante
