El día del viaje llegó más rápido de lo que Sofia habría querido, despedirse de los gemelos siempre era una de las cosas más difíciles de su día y el trabajo la tenía tan saturada últimamente que era poco lo que podía disfrutar con sus hijos. Sin embargo, no era solo eso lo que la tenía un poco molesta, si no el hecho de saber que iba a tener que pasar dos semanas junto al desalmado pervertido de su jefe. Estar con él era complicado, él era una persona difícil y Sofia no sabía si iba a poder soportar realmente tanto tiempo junto a él. –¡Mamá, quédate un poco más de tiempo! – pidió Emily, abrazando la pierna de su madre. –¡Si! Nos prometiste que jugarías con nosotros este fin de semana y ahora te vas a ir y nos vas a dejar solos – chilló Louis, juntándose a la petición de su hermana.