–¡Wow, mamá está en casa! – gritó uno de los gemelos cuando entraron en casa junto a su abuela y vieron a su madre sentada en el sofá.
Los niños creyeron que ellos iban a tardar demasiado, sin embargo, ella habia llegado antes de lo esperado.
Sofia jadeó. Rápidamente cambió la apariencia triste de su rostro y se giró hacia la puerta.
–Hola, mis niños – dijo, dándoles un fraternal abrazo.
Con risas alegres, Louis y Emily abrazaron a su madre.
–¿Qué pensaba mamá? Mamá debería habernos oído llegar a casa.
–Si un criminal hubiera entrado, ¿qué pasaría? ¡Mamá podría estar en peligro! – Sofia acarició las mejillas de sus hijos. Su cabeza se movió ligeramente. –¿No somos buenas personas? Recuerden, las buenas personas siempre están protegidas por...
–¡Dios! – respondieron los gemel
