—¿Y si conoces a una mujer más bonita que yo? ¿Más sexy? ¿Más inteligente? ¿Más poderosa? ¿Más de todo? — Sofia levantó una ceja provocando a su esposo.
Connor negó con la cabeza, firmemente.
—Eso es imposible, Sofia, porque aunque la hubiera, la consideraría por debajo de ti, tú siempre serás mi número uno.
Sin darse cuenta, los labios de Sofia temblaron pues la compasión se había apoderado de su pecho, antes de que Connor lo notara, ella apretó su abrazo de nuevo.
—Gracias, Connor—susurró.
—Soy yo quien debería darte las gracias.
Connor apoyó su nariz en el hombro de Sofia, inhalando el aroma que más amaba, en un abrir y cerrar de ojos, la sangre le subió a la entrepierna.
—Sofia, ¿qué te parece si vamos al dormitorio ahora?
Sintiendo algo presionando contra ella, Sofia suspiró
