Connor sonrió levemente mientras veía con diversión el rostro distraído de Sofia – Aunque ella sea una supermodelo, su gusto en la moda es realmente malo, no quiero que ella elija mi atuendo. –P-pero, tu futura esposa es la señorita Hall, no yo, ella es la que debería elegir. A pesar de sus palabras, Connor negó con la cabeza – Vienes conmigo... o me niego a ir a ese lugar – Dijo Connor, a lo que Sofia suspiró resignada. –Otra vez esa amenaza – murmuró preocupada. Con movimientos perezosos, Sofia apagó la computadora y ordenó su escritorio, después de eso, se fueron juntos. Cuando Isabela llegó, no había nadie en ese piso, una vez más, su grito agudo resonó por todo el edificio Thompson. –¡Maldita sea! Están jugando conmigo otra vez, ¡Ya verán! No me quedaré callada, esa mujer

