Neizan me hace sentir la mujer más libre y aventurera del mundo, pero al mismo tiempo cuando me agarra de la mano como lo hace ahora mientras nos acercamos a todos los motoqueros que se dieron cita acá, me hace saber que soy libre, pero al mismo tiempo “suya” de alguna manera y me encanta porque no es de una manera posesiva, sino que afectiva. Lo miro y se me cae la baba, y no es para menos se ve espectacular con ese pantalón de jean oscuro, su campera de cuero clásica y sus zapatos de motociclista haciendo juego. —¿Asique este es tu otro mundo?— Le pregunto y me mira sonriente. —Este es mi otro yo ¿Qué opinas?— Averigua y me muerdo los labios. —Que sos el motoquero más sexy de todos, recorrería todo el continente con vos— Confieso y me guiña el ojo. —Sabes, esos de ahí lo hicieron,