—¿Y el resto de los huéspedes que venían con nosotros en la excursión? — Le pregunto a mi novio mientras que él me tiene agarrada de la mano y caminamos hacia no sé donde. Él se sonríe —Le pedí a mi compañero de trabajo que se quedara con ellos y después los llevara al complejo cuando fuera el momento— Confiesa. —¿Es decir que te rateaste* del laburo*?— Pregunto haciéndolo reír. —En teoría soy hijo del dueño y eso me da una especie de permiso para hacer cosas como estas o simplemente delegar las tareas— Explica haciéndose el interesante y me encanta esa cara de “yo no fui” que pone en estos momentos. —Interesante…— Me limito a comentar y sonríe. Neizan me mira —Te voy a llevar ahí— Me deja saber y señala un edificio circular con un gran cartel que dice “Confitería Cerro Campanario”