Capítulo 7. Oportunidades perdidas. ■■■■■■■■ Por lo regular, se dice que los hombres son de sangre caliente, que no podemos contener nuestros impulsos, que por esa razón estamos más inclinados a ser infieles, jamás me consideré de ese modo. Desde que conocí a Maggie, no desee a ninguna otra mujer que no fuera ella, si, pensaba mucho en el s*x*o, pero siempre quise practicarlo solo con mi esposa. Ahora, estaba aquí, en una habitación con dos mujeres hermosas dispuestas a tener s*x*o conmigo, y yo tenía el consentimiento de mi mujer, sería un idiota si rechazaba aquella propuesta. Una de ellas se acercó a mí y llevó sus manos hasta los primeros botones de mi camisa. Mientras que la otra servía unas copas de vino y sonreía muy feliz. —Eres muy guapo. ¿En verdad era tan atractivo como