Adán Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre... —¿Por qué estás orando tan temprano mi amor? —Quiero que dios me escuche antes que a todos los que están orando a la hora de dormir. —¿Y qué vas a pedirle? —Quiero que alivie el dolor de tu corazón mami. Ya no quiero que llores por nada nunca más. —Entonces vamos a orar juntos. ¿Si? Mi madre se pone de rodillas junto a mí y oramos a dios para que su corazón ya no duela. Orar me hace sentir cerca de ella y cuando las pesadillas no me dejan dormir es a lo primero que recurro. No seré el ciervo más fiel de dios ni tampoco el más bueno, pero aún conservo la esperanza de que siga escuchandome aunque sea solo un poco. —¿Adán? ¡Adán despierta! —¿Mamá? —Adán mírame. —Deja que yo lo haga. –muermura una voz f