David y Luz se dirigieron a uno de los restaurantes vegetarianos que había en la ciudad. Después de pedir una lasaña de espinaca, unas patatas bravas y un gazpacho ambos comenzaron a comer hambrientos, parecía que la caminata y el recorrido en teleférico les había pasado factura. ―Años de vivir en Madrid y jamás había entrado en un lugar de comida vegetariana. ―Ya te dije Canarias, para todo hay una primera vez.― Le replicó mientras tomaba un poco de agua de sabor. ―Mi plan era llevarte a un restaurante mexicano pero… ―Pero que bueno que no lo hiciste porque hubiera sido un sacrilegio. ―¿En serio? ―Así es… a veces han hecho cosas atroces con la comida mexicana, echan ingredientes que no son, ponen las salsas equivocadas arruinándola. ―¡Qué cruel! ― Contestó David entre risas.―