―Lula, Lula, Lulita… Lula.― Se acercó David feliz a la pequeña isla de enfermeras donde Lula, su consejera, la persona que la guiaba en todo lo que tenía que ver con el amor y relaciones, se encontraba sentada frente a la computadora.
―¿Qué quieres Canarias? ― Le preguntó mientras pasaba unos datos al ordenador.
―Lula, mi amor… estoy enamorado.
Ella levantó la mirada.― Estoy casada Canarias, podría ser tu madre.
―Lula… sería un honor que fueras tú el amor de mi vida, pero no es así… vive en el hermoso barrio de la Latina y se llama… Luz, Luz Ruíz de Con.― Suspira.― Y escúchame bien Lula, me casaré con ella.
―¿Es en serio? ― Comentó ella un poco dudosa.
―Te lo juro…
―¿Y qué pasó con tus desliz del fin de semana?
―¿Cómo sabes tú de eso?
―¡Señor Ruiz de Con! ― Escuchó a Ulis
