Después del viaje en el yate, de la plática que tuvieron y del final de esta. David regresó a su casa con el ánimo por los suelos. Había perdido a la mujer de sus sueños, a esa que por tanto tiempo había pedido conocer, y ahora por su estúpido pasado y los acontecimientos que le habían traído, su Luz se había desvanecido. Era todo su culpa, ahora gracias a esto él ya no sería tío David, ni estaría presente en los sábados de wafles y mucho menos realizaría todos los planes que tenía con ella. Lo había perdido todo por ser “picaflor” y eso era algo que jamás podría perdonarse. Tal vez David no volvió a caer en esa depresión que meses atrás formó parte de su vida, pero volvía a sentirse triste, a quedarse solo en la casa leyendo o sentado observando el mar y a veces se entretenía haciendo