Dos días después David y Luz se encontraban en su piso guardando en cajas todas sus cosas para que después Tristán fuera por ellas y se las llevara a Ibiza en el avión de la compañía. Gato, observaba desde el sofá como David metía los libros y Luz guardaba la ropa de verano en una maleta y todos sus zapatos en otra caja. La mudanza duraría unos días, por lo que David le había ofrecido su piso para que se quedara con él y no tuviera que dormir entre las cajas. ―¿Estás seguro que Gato se puede ir con nosotros? Puedo dejarlo aquí hasta que nos regresemos a Ibiza. ―Claro que sí, además se sentirá solito. ―Gato es un gato solitario, me preocupa cuando llegue a Ibiza. ―¿Por qué? ¿Crees que no se acostumbre? ―No, por Sabina, es tan empalagosa que querrá cargarlo todo el día.― Contestó