Es mentira cuando dicen que los enamorados se quedan dormidos inmediatamente después del acto s****l, algunos fingen dormir como lo hacía David en sus relaciones pasadas y otros se quedan platicando con la persona de al lado, como ellos lo hicieron cuando por fin se pasaron a su cama y se cubrieron con las sábanas para estar más cómodos. Al principio los dos se quedaron viendo mutuamente en espera de que el otro hablara pero como nadie lo hizo simplemente se acercaron y comenzaron a besarse. Esta vez los besos que se daban eran dulces, tiernos, lentos pero no largos, sólo disfrutando de la compañía del otro sin preocuparse de nada, sabiendo que todo estaba bien a su alrededor y que pronto amanecerían juntos. —¿Aún te duele? — Le preguntó Luz mientras tocaba ligeramente la frente. —