–Eres un... –No acabo la frase cuando tengo sus labios callando los míos. –Mira –Aun con sus labios pegados a los míos, saca del bolsillo de su chaqueta un envoltorio metálico –Pienso con antelación. –Ya lo veo –Lo pego a mí, y sabor sus dulces labios con sabor a cerveza. Pego un salto y rodeo su cadera con mis piernas, moviendo las caderas de manera sensual. – ¿No será mejor esperar a estar en la furgoneta? –Dice con voz ronca. –Estoy esperando a que me bajes, cariño –Jadeo en su oído. –Y luego soy yo el que te provoco... –Sujeta mi culo con fuerza y camina hacia el ascensor conmigo dándole besos en el cuello. –Así es, eres tú –Afirmo, hundiendo la cabeza en el hueco de su cuello y abrazándole por los hombros. Sus músculos se tensan al aprieta el bot