– ¡Nicholas! –Exclamo, y a los segundos la puerta se abre.
Los ojos de Nicholas se oscurecen y se acerca rápidamente a mí, me pega a su pecho y subo la cabeza para mirarle.
–Joder... ¿Puedo romper la promesa?
–No, en unos dos meses me lo podrás quitar, ahora no.
–Quítate el jodido vestido antes de que rompa la promesa –Se separa de mí, y antes de que salga de la habitación sello nuestros labios. Su lengua juega con la mía y sus manos viajan a mi culo –Me estás provocando, Kristal.
–Si sueltas mi culo podré cambiarme y dejar de tentarte.
–Tú me has besado –Contrataca.
–Tú sigues sin soltar mi culo.
Bufa y sale de la habitación.
Ya cambiada, salgo del cuarto viendo a Nicholas sentado en el sofá viendo la televisión. Voy hacia él con pasos lentos y
