Abro los ojos, y veo unas paredes amarillas, no estoy en mi cuarto de la residencia, estoy en casa de Mike. Todos los recuerdos de anoche vuelven a mi memoria. Nicholas golpeado, Nicholas y yo haciéndolo, Nicholas yéndose, yo destrozada, Mike y yo de camino a casa. –Mike –Le muevo del brazo y abre los ojos. –Hey... Buenos días. –Hola ¿Qué hora es? –Las dos de la tarde ¡j***r! –Me voy a casa –Informo, levantándome del colchón –Gracias por todo Mike, nos vemos esta tarde. – ¿Te acompaño? –Pregunta adormilado. –No hace falta. Necesito pensar. –No te comas la cabeza por eso Kristal. Es un gilipollas que no te merece. –Aun así estoy enamorada de él, y me odio por no poder cambiar eso. –Él nunca te quiso –Afirma –Solo eras un reto, y va ir por la