SEKAN Estaciono el auto en la entrada del club dos días después del enfrentamiento que tuve con esa maldita duendecilla. Aunque casi me rompe la nariz cuando salió de mi oficina me quede observándola como un imbécil mientras sonreía y es que sin decirle una palabra acepte gustoso el reto que lanzo. No se supone que las cosas fueran de esta forma y no me cuesta nada darle lo que necesita ya que es algo que nos beneficiará a los dos, pero hay algo en lo mas profundo de mi ser que me impide hacerlo con ella de forma sencilla y segura. Al bajar del auto uno de mis hombres se hace cargo de este mientras yo avanzo al imponente edificio ignorando la larga fila de personas que esperan su turno para entrar. De todos los clubes en serbia que están bajo mi mando este es mi favorito ya que baj