Escuchó a mi peludito ladrando y al instante la risa de Baltazar inunda el ambiente. Anoche no le dirigí la palabra, no entiendo por qué mi enojo, pero sí sé que la relación entre mi esposo y Kendra Smith tiene que ver con eso. Me siento en la cama buscando la fuente del ruido y me encuentro a Baltazar jugando a la pelota con Anubis sentado en el suelo.
Me levanto de la cama ignorándolos por completo, camino directo al cuarto de baño donde me doy una ducha rápida, voy directo al closet, me pongo ropa interior de encaje n***o, un vestido holgado n***o y tenis rojos. No me maquillo y solo me desenredo el cabello. Tomo un morral en el que empaco un short de jean claro, un top n***o y tenis blancos. Cuando vuelvo a la habitación encuentro a Baltazar sentado en el suelo y recostado a los pies de la cama con mi bebé en su regazo.
- ¿me dirás qué pasa? – pregunta, pero yo simplemente lo ignoro y camino hasta el cuarto de baño en busca de un paquete de toallitas húmedas. Al volver a la habitación él sigue en la misma posición, así que me acerco a él y tomo a Anubis de su regazo. Tomo el morral para luego salir de la habitación en busca de Tiago que se encuentra justo en la cocina.
- Buenos días señora – me saluda poniéndose de pie.
- Buenos días Tiago – digo dejando a mi bebé en el suelo – quiero que me lleves a la casa.
- ¿el señor irá con usted? - Pregunta atento.
- O me llevas tú, o me voy en un taxi – respondo molesta.
- Llévala Tiago – escucho a Baltazar tras de mí, Tiago asiente con la cabeza y sale rápidamente de la cocina dejándome sola con mi esposo. Escuchó sus pasos acercarse a mi hasta que lo siento tras de mi – te daré este tiempo – lo escucho decir y me doy la vuelta para enfrentarlo – pero cuando vaya por ti tendrás que decirme qué demonios pasa – lo fulmino con la mirada, tomo a mi peludito y salgo de la cocina ignorándolo por completo.
Cuando llegó a la entrada de la casa Tiago me espera con la camioneta ya lista, me subo y veo que Tiago me extiende una pequeña maleta con el nombre de Anubis en ella. Mientras vamos en camino pienso en lo que está pasando y me siento como una estúpida de pensar en lo que está pasando, pero ellas miradas e insinuaciones de esa mujer hacia Baltazar.
Lo admito estoy celosa y muy furiosa. "Otra persona se hará cargo del proyecto" sus palabras vienen a mi mente y me doy cuenta de que él la freno cuando se lo preguntó. ¿acaso será ella y todo fue fingido? ¿Qué otra persona pondría a cargo de un proyecto tan importante? Cuando llegamos a casa Tiago me abre la puerta y yo bajo. Al entrar dejo a Anubis en el suelo y me voy en busca de Axel, no me cuesta mucho encontrarlo ya que está en el salón principal con el ingeniero.
- Buenos días señora Anelis – me saludan al unísono.
- Buenos días – saludó, un ladrido de Anubis llama nuestra atención haciendo que Axel se agache y le acaricie la cabecita. - Hola amiguito.
- ¿todo listo? – preguntó caminando por la casa.
- Si señora – me dice un poco nervioso - ¿está segura? Podemos poner a otras personas.
- Lo quiero hacer yo – digo sonriendo - ¿Qué es lo peor que puede pasar?
- ¿Qué queden parches? – pregunta divertido
- En ese caso ustedes lo arreglarán – digo riendo – vamos
Comenzamos el recorrido por ella casa mientras ellos me indican por donde comenzaremos, cuantos obreros estarán en cada parte de la casa y que el único lugar que está restringido es nuestra habitación donde estaré yo. Me acompañan hasta la habitación y al entrar ellos me indican donde está todo lo que pueda necesitar. Cuando ellos se van, me cambio el vestido y me pongo lo que elegí para estar más cómoda.
Observo el suelo cubierto por completo de plástico. A diferencia del resto de la casa a la que se le cambiará el suelo, nuestra habitación tiene un suelo que me encantó, es de mármol blanco con pequeños detalles negros que me enamoro desde que lo vi, así que decidí dejarlo, al igual que el del cuarto de baño y el closet. Organizó todo para tener un fácil acceso, saco mis audífonos y me los pongo, elijo una canción para comenzar a pintar y estar al pendiente de Anubis.
No sé cuánto tiempo llevo pintando por lo que me sobresalto al sentir unas manos rodearme la cintura, me doy la vuelta rápidamente con la intención de abofetear al que se atrevió a tocarme y al hacerlo me encuentro con mi esposo sonriendo.
- ¿Qué haces aquí? – preguntó quitándome uno de los audífonos.
- Quiero que hablemos – responde sin soltarme - ¿Qué hice para que te enojaras conmigo? – lo veo a los ojos y por un momento me pierdo en lo hermosos que son.
- No pasa nada – respondo tratando de soltarme, pero él me pega más a su cuerpo, veo en sus ojos enojo - ¿tuviste algo con Kendra?
- Con que eso era – dice con ternura y una enorme sonrisa. Se acerca más a mí y me besa dulcemente. – estás celosa
- Respóndeme – digo molesta y él solo sonríe
- Si, pero no volverá a suceder, todo termino antes de que fuera por ti a Nueva York – sus palabras suenan muy sinceras - ¿piensas que es mi amante?
- Si – respondo segura y él me observa con una mirada que no logro descifrar.
- Jamás te engañaría, para mi eres más que perfecta, así que no tienes por qué sentir celos – dice mientras su mirada se vuelve más intensa – yo solo tengo ojos para ti. – comienzo a besarme confirmando sus palabras, me entrego al beso rodeándolo con mis brazos su cuello. Mi cuerpo reacciona al suyo, mi deseo por este hombre aumenta a medida que sus manos acarician mi cuerpo.
Bajo mis manos por su cuerpo y doy el primer paso. Sumó mis manos por su pecho hasta sus hombros y le quito la chaqueta sin timbre el beso. Él a darse cuenta de mi intención se aparta de su y me observa a los ojos.
- ¿estas segura? – pregunta observándome
- Te deseo – respondo atrayéndolo de nuevo a mí. Le desanudo la corbata rápidamente y él me quita el top dejándome en sujetador. Nuestro beso se hace más intenso a medida que nos desnudamos. Él me toma por la cintura y me acuesta sobre el suelo con delicadeza poniéndose sobre mí. Volvemos a besarnos, pero nuestras manos recorren el cuerpo del otro grabándonos cada parte. Una de sus manos baja por mi cuerpo hasta mis senos y cuando los acaricia me hace gemir. Su boca abandona la mía y baja hasta mi pecho donde succiona uno de mis pezones mientras su mano baja hasta mi sexo donde introduce dos dedos.
- Ah! – gimo de placer al sentirlo, es maravilloso.
- Me encantas esposa mía – dice en mi oído para luego morderme el lóbulo, mueve sus dedos de una forma alucinante mientras su pulgar frota mi clítoris y en minutos estoy al borde del orgasmo – córrete nena – dice sacando un poco sus dedos para luego volverlos a meter haciendo que me corra. Nos vemos a los ojos y en los suyos puedo ver deseo, lujuria y algo más. Su cuerpo tiembla levemente al estar pegado junto al mío. Pienso por un instante en que todo esto es muy extraño pero este momento lo quiero disfrutar al máximo. Siento que toma una de mis piernas y la pone sobre su cadera para después acomodar su m*****o mi entrada penetrándome de forma lenta y tortuosa.
- Baltazar – susurró pérdida en el placer, su pene es enorme y en la forma que está entrando me deja sentir cada parte de él. Me besa mientras me penetra suavemente, mis manos acarician su espalda y luego bajan hasta sus nalgas las cuales aprieto con fuerza.
- Me matas esposa – dice penetrándome fuerte haciéndome gemir muy fuerte.
- Ahh!!! – jadeó al sentirlo salir y rápidamente me pone boca bajo y vuelve a penetrarme. La sensación es única. Él se pega a mi cuerpo y besa mis hombros mientras me penetra hasta que no resisto más y llegó a un intenso orgasmo que me deja satisfecha y más cuando siento su semen caliente dentro de mí.
- Me moría de ganas por tenerte así – dice en mi oído haciendo que sexo se contraiga. – me encanta esta forma de arreglar nuestros problemas, pero quiero que tengas algo muy claro. – dice embistiéndome fuerte – no quiero que vuelvas a sentir celos por ninguna otra mujer, para mí tú eres la única en mi vida.