20

1192 Palabras
El volumen de la radio es como el hilo musical de las tiendas: nos acompaña pero no sirve para llenar el silencio. De reojo veo a Diego concentrado en la carretera, con el codo apoyado en la ventanilla y toqueteándose los labios cada tanto. —No te estás arrepintiendo de haber hablado, ¿verdad? —No, que va. —Ah, es que estás... silencioso. Vamos como siempre, no sé que me sorprende —admito. —No es nada. Sin embargo ese "nada" es tan poco creíble que, cuando me deja delante de casa, no quiero bajarme. Si me quedo aquí con él, las cosas no podrán cambiar tan drásticamente; si me bajo, quién sabe si va a correr a bloquearme de todas partes y a ignorarme como estas semanas. —¿No vas a entrar? —dudo. El coche de mis padres está ahí aparcado y seguro que a mi madre le vendrá genial ver que Diego sigue pasándose por casa. —Hoy no. —No te cierres en banda otra vez —replico. —No me estoy... —sisea y apoya la cabeza contra el siento—. Tengo cosas que hacer, Maggie, eso es todo. Te hablaré cuando llegue al piso de Nate, ¿vale? No puedo hacer algo que no sea asentir lentamente, asumiendo su propuesta. —Vale. Así que durante el resto del día espero que él me hable, y soy demasiado orgullosa como para escribirle primero cuando llega el día siguiente y no he recibido señar de nada. He dejado de pensar que es un c*****o, porque es un cobarde. Despotrico sobre ello con Vera el lunes en clase. Se retuerce en su asiento para verme clavar insistente la punta del bolígrafo en la goma de borrar. Se ríe y el profesor nos llama la atención. Claro, como Nate y ella se pasan el día con mensajes guarros, mi dramón por Diego le parece de risa. Resoplo, frustrada.Odio la idea de que esto no haya servido de nada, que esté atrasando lo inevitable. Que Diego ya tuviera firme su decisión de alejarse y todo esto quede en... nada. Vera intenta animarme durante el descanso, y cuando nos quedamos después de clase a hacernos las fotos de anuario. Soy de las últimas y Vera me ha esperado en el pasillo con un zumo de la máquina expendedora. Su madre es la que me acerca a casa. Me froto los ojos para confirmar que el coche que veo aparcado en la acera es el coche que creo que es. Me tropiezo con las tiras de mi mochila mientras me despido y atravieso el jardín. Todo huele a cena, a un estofado de esos que hace mi madre cuando tiene tiempo, y el silvido de la olla no consigue opacar las voces. Ver a Diego con mi madre es tan natural que durante un segundo he vuelto atrás en el tiempo. Están cocinando juntos, algo que ni siquiera lo he visto hacer durante esta temporada que ha vivido en casa. —¡Maggie! Mira, cariño, Diego ha vuelto. Ya lo estoy viendo. Se está limpiando las manos con un trapo con tanta naturalidad que tengo que cerciorarme dos veces de que está aquí. —¿Hola? —dudo y la mochila se me resbala por el hombro. —Hola —dice él. ¿Hola? Sólo... ¿hola? No me ha hablado en todo el fin de semana cuando prometió hacerlo. Me he estado comiendo la cabeza para un ¿hola? —¿Hola? —repito, replicando—. Voy a subir a cambiarme. Oigo a mi madre cuchichear algo con él. Subo pisando fuerte y lanzo mi mochila por el suelo. Oigo pasos en las escaleras, firmes y decididos, y sé que es él. Apenas me da tiempo a darme la vuelta cuando Diego asoma por la puerta, apoyado en el marco con los brazos cruzados. Me observa en silencio, como si evaluara si vale la pena hablar o dejarme sola en mi berrinche. —¿Qué? —le espeto, cruzándome de brazos. Diego entra en la habitación y cierra la puerta tras de sí. Cauteloso, no sabe que si todavía tuviera la mochila encima se la tiraría a la cabeza. —Sé que estás enfadada... —¿Enfadada? ¿Yo? ¿Por qué diablos estaría yo enfadada? Ladea la cabeza y unos mechones revueltos le caen por la frente. Después, levanta un poco las manos pidiéndome que me calme. —Necesitaba un tiempo para aclararme las ideas, a solas. Y sueles estar bastante encima, por eso no te hablé. —Ah, vaya —río irónica. Acaba de llamarme pesada en toda la cara—. ¿Y esas ideas son..? Se echa contra la puerta y se hunde las manos en los bolsillos de los pantalones del chándal. Busco en él un ápice de lo que sea que me dé la respuesta, pero sólo encuentro sus ojos oscuros buscando los míos. —En lo que a ti respecta, la idea de si quiero o no estar contigo. Una parte de mi ya sabe lo que va a decir, por eso está aquí, por eso me ha seguido hasta mi habitación y por eso no está siendo un completo gilipollas. Sin embargo, necesito escucharlo. —¿Y te has aclarado? —Estoy aquí, ¿no? —Se encoge de hombros, un gesto bastante pasota para lo coloradas que se le están poniendo las mejillas—. Está claro que quiero estar contigo aunque me acojone la idea de lo que puedas hacerme. Así que si tú quieres... Estoy segura de que la ilusión me ha empezado a brillar en la cara como a una niña que ve su regalo deseado en Navidad. Quiero mantenerme serena porque ya le he dado a Diego demasiado de mi como para derretirme —de nuevo— entre sus brazos tan fácilmente. —Si yo quiero... —le insisto. —j***r, no me hagas decir más cursilerías, Margaret. La risa me cosquillea en la garganta por salir, pero la verdad es que no sé cómo reacionar. ¿Que voy a hacer yo con este chico? Sólo es Diego, aterrado de no poder controlar su alrededor. "Lo que puedas hacerme" ha dicho, aterrado de darme un poder que no sabía que podía poseer sobre él: el poder de hacerle un daño inmenso. —¿Pinky promise de que no vas a ser un idiota? —levanto el meñique con una débil sonrisa. —Ya te dije que lo intentaría —refunfuña—. Baja el dedo, no voy a hacer esta niñería. —¿Pinky promise o te largo a patadas de mi habitación? No estás en posición de tentarme porque sigo enfurruñada contigo. Muchísimo más relajado se aparta de la puerta. Le parecerá una niñería pero entrelaza su meñique con el mío y, de un tirón, me atrae hacia sí. Tiene los labios fríos, y siento la calidez de su lengua cuando la desliza dentro de mi boca. Me coge por las caderas y yo me aferro a la tela de su sudadera deseando no perder el sabor de su boca encima de la mía.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR