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Empiezo a despertar suavemente entre el calor y resguardo de los brazos de Fer. Recuerdo lo que pasó la noche anterior y agradezco al cielo que esa angustia que sentí al pensar que lo perdía, ya es solamente un mal recuerdo opacado por el recuerdo más bonito y especial, el cual es haber escuchado de su boca las palabras “Te amo”. En ese momento sentí que casi enloquezco de la felicidad y por eso preferí no decir nada sino demostrárselo con un beso… Ahora ese hombre que decía que no creía en el amor, me ama y está recibiendo todo mi amor.
Mantengo los ojos cerrados, hasta que siento un tierno beso en mi cuello, haciéndome reír porque me hace un poco de cosquillas.
—¿En qué piensas, chiquita? Estás que sonríes con los ojos cerrados —me pregunta curioso y me acerca más a
