El Día del Plan Bastian Pasa el tiempo, lo hace lento muy lento y yo no dejo de fingir que trabajo cuando en realidad veo hacia la puerta or si hay alguna señal de Simón que nos diga que es momento de que todo empiece. Cee, no sé si por el embarazo o por los nervios, se ha prado unas cuatro veces a volver el estómago y para las once de la mañana ya se ve un poco devastada. Ahora se encuentra recargando la cabeza sobre el respaldo de la silla y con una toalla húmeda sobre la frente. ―Odio, odio volver el estómago.― Me confiesa mientras le hace cariños a su vientre. ―Te prometo que pronto estaremos bien.― Vuelvo a repetir y creo que lo he hecho tantas veces que no sé cuántas. Me pongo de pie para acercarme a ella cuando Simón entra por la puerta.― Ömer está aquí, su turno.― Dice con