—Doctor Vanderham, doctor. —la pequeña voz se filtraba en mi sueño, pero me negaba a abrir los ojos, estaba muy cómoda. —¡Jagger! No sabía si estaba sacudiéndolo o él estaba comenzando a despertar, solo sabía que debajo de mí, su cuerpo comenzaba a moverse. No supe en que momento nos quedamos dormidos, recuerdo que comimos y luego él intentó explicarme, pero le pedí que esperará, quería estar en todos mis sentidos cuando habláramos. Era una cobarde con todas las letras, pero por unas horas quería olvidar todo y simplemente dejarlo que me abracé. Cuando estuviéramos solos podríamos hablar bien. —¿Qué pasa? Es muy temprano enfermera y estoy de vacaciones. —escuché su voz adormilada, ronca al acabar de despertar, demasiado sexy para su propio bien. —No puede estar así, recuerde las