Durante el resto de la tarde Emma y Adrian se quedaron en la habitación, él se tumbó a su lado y la rodeó con sus brazos, su calidez hizo que Emma se sintiera más tranquila, él siempre la hacía sentir como si nada importara el mundo más que ellos dos, que no importaba que pensaran los demás ni que dijeran, solo importaba lo que ellos pensaran y sintieran.
Emma se aferró a Adrian y le dijo.
_ Gracias por aceptarme tal como soy, por siempre tomar en cuenta mi opinión.
_ Te amo Emma, ya sabía cómo eras y cómo pensabas cuando me case contigo, cuando me enamore de ti, yo solo quiero hacerte feliz, lo demás no importa.
Adrian era un hombre maravilloso, en ocasiones Emma incluso había llegado a pensar que no se lo merecía, pero tampoco pensaba dárselo a nadie más, ella se dijo así misma en
