Zoe Volkov Arreglo el pequeño desorden que hice con la comida, guardando lo que sobra en la bolsa y acomodando lo que usé. Al terminar, me recuesto unos segundos, luego giro el rostro para mirar por la ventana del auto. La lluvia ha disminuido. Ahora solo una ligera brisa fría golpea los cristales, como si el clima estuviera tomando un respiro. De pronto, estornudo tres veces seguidas con fuerza. ― ¡Agh, Dios!... qué estresante es tener gripe ― me quejo con fastidio, frotándome la nariz y haciendo una mueca. Siento el cuerpo más pesado, y la garganta comienza a picarme. Intento abrir la puerta del auto, solo para encontrarme con que no se abre. Frunzo el ceño, molesta, e intento una vez más, jalando con más fuerza. Nada. ― Maldito... me dejó encerrada. ¡Será estúpido! ― gruño, dándole