Camila Dai aparece detrás de mí con una sonrisa curiosa y me mira a través del reflejo del espejo. —¿A dónde vas, mami? —me pregunta. —Voy a conocer a alguien importante —respondo pellizcándole la nariz con suavidad—. ¿Cómo me veo? —Hermosísisima. Sonrío antes de darle un beso en la frente. —Portate bien, hacele caso a tus tíos y comé todo lo que te sirvan, aunque sea espinaca —le digo. Arruga la nariz en una expresión de asco, pero igual asiente—. Te amo. Nos abrazamos un instante, se va dando saltitos y suspiro mientras me miro por última vez al espejo. Estoy con un jean, botas marrones, una blusa blanca y me coloco un blazer de color beige. Además, me pongo pendientes de perlas. No estoy conforme, la verdad, pero solo va a ser una cena, tampoco es que es algo demasiado importante