Capítulo XXXIII-3

1171 Palabras

Para ese momento habían sostenido una larga conversación, ninguno de cuyos puntos, sin embargo, le había parecido serio a Verena. El señor Ransom continuaba bromeando sobre todas las cosas, incluso sobre la emancipación de las mujeres; Verena, que había vivido siempre con personas que tomaban el mundo muy en serio, no había oído jamás nada tan corrosivo, ni escuchado tantas frases sarcásticas dirigidas contra las instituciones del país y las tendencias de la época. Al principio había comenzado a responderle, a contradecirlo, mostrando una alta capacidad polémica, volviendo todas las irreverencias de Ransom contra él mismo; tenía una mente demasiado rápida e ingeniosa como para no ser capaz de pensar en algo que oponer a los argumentos que él aducía. Pero poco a poco se fue fatigando y entr

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