8 COLT “¿Qué hora es?” La voz de Lacey hizo que volteara. La tormenta se había calmado después de una hora, tan rápido como llegó. A su paso, todo estaba mojado, el aire más frío y el cielo limpio como un cristal. Yo estaba en el área de grama abierta entre la cabaña y el lago practicando con mi cuerda, disfrutando la vista, la calma. Demonios, estaba disfrutando los sentimientos persistentes de follar a la mujer de nuestros sueños. Cuando presioné a Lacey a su tercer orgasmo—con mi pene profundo dentro de ella—me había ido con ella. El placer había sido demasiado genial para contenerse y me vine en un gruñido, mi mente poniéndose en blanco y ahí no había duda que me quedé ciego por un minuto o más. Lacey era perfecta. En la cama. No había duda de que los tres compartíamos una químic